13 de diciembre de 2012

Crítica de "Rashomon"

Llueve intensamente, la pena se cierne sobre Rashomon.

Un sacerdote y un leñador desearían no haber visto lo que han visto....
No lo entiendo, no lo entiendo, no lo entiendo...

Un asesinato y una violación, que entren el acusado y los testigos, a prestar declaración.



Mentira, mentira, verdad, mentira.

Sigue lloviendo tinta negra, el demonio abandonó Rashomon.

Verdad, mentira, mentira, verdad.

Lo incomprensible del mundo, Rashomon está llorando.

Mentira, verdad, verdad, mentira.

Ocultando sus miserias, el rico se hace pobre, el pobre se vuelve rico.
Pero la realidad es que tanto uno como otro son sanador y verdugo al mismo tiempo.

Verdad, verdad, verdad, mentira.

El ser humano a juicio en Rashomon,
todo parece indicar que sus mentiras y crueldad no tienen salvación.
Pero una luz nace entre las gotas de dolor, sus gritos y llantos nos llaman la atención.
Y así la negra vida adopta una escala de grises,
pues la verdad es inalcanzable, pero la vida sigue.
Vicio, temor, compasión y amor. Quien esté libre de pecado, es que no ha vivido lo suficiente.
Como Santayana dijo, la vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla.